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Pero fue tan malo como los reyes de Israel, ya que hizo lo que ofende al Señor. Fue tan impío como Acab, y hasta se casó con una de las hijas de este. Sin embargo, el Señor no quería acabar con la dinastía de David, porque había hecho un pacto con él, y le había prometido que siempre uno de sus descendientes se sentaría sobre el trono de Judá.

En aquel tiempo, los edomitas se rebelaron contra Judá y nombraron un rey.

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